jueves, 10 de diciembre de 2009

LA CORONILLA DE SAN BENITO


La Corona de San Benito es muy fácil de rezar. Se comienza rezando el Credo, seguido por tres cortas jaculatorias tomadas de la Medalla de San Benito. Cada jaculatoria se dice tres veces y al final se acompaña de un Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Se finaliza con una oración, unas letanías a San Benito y otra oración final de intercesión y de petición de una gracia o favor.

Credo

Creo en Dios Padre, Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.


Jaculatorias de la Medalla de San Benito

¡Que la Santa Cruz sea mi Luz,
y que el demonio no sea mi guía! [Tres veces]
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

¡Retrocede, Satanás,
no me persuadirás de cosas vanas! [Tres veces]
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Lo que me presentes, será inútil…
¡bebe tú mismo de tu propio veneno! [Tres veces]
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Oración
Padre Eterno, en unión con tu Divino Hijo y el Espíritu Santo, y a través del Inmaculado Corazón de María, yo te suplico que destruyas el poder de tus más grandes enemigos: los espíritus malignos. Arrójalos a lo más profundo del infierno y déjalos ahí por toda la eternidad.
Oh! Padre Eterno, concédenos el Reino del Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. Yo repetiré esta oración por puro amor, con cada latido de mi corazón y en cada uno de mis suspiros. Amén.

(Si se desea, se puede rezar también una Salve).

Letanías de San Benito:
Señor Ten piedad……Señor Ten piedad.
Cristo Ten piedad……Cristo Ten piedad.
Señor Ten piedad……Señor Ten piedad.
Cristo, Ten piedad……Cristo Ten piedad.
Cristo escúchanos……Cristo escúchanos.
Padre del Cielo Dios……Ten piedad de nosotros
Hijo Redentor del mundo……Ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo Dios……Ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad Único Dios……Ten piedad de nosotros.
Santa María ……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Gloria de los Patriarcas……Ruega por nosotros.
Cumplidor de su Santa Regla……Ruega por nosotros.
Retrato de todas las virtudes……Ruega por nosotros.
Ejemplo de perfección……Ruega por nosotros.
Perla de santidad……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Sol que reluce en la Iglesia de Cristo……Ruega por nosotros.
Estrella que reluce en la Casa de Dios……Ruega por nosotros.
Inspirador de muchos santos……Ruega por nosotros.
Serafín de fuego……Ruega por nosotros.
Querubín transformado……Ruega por nosotros.
Autor de cosas maravillosas……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.
Dominador de los demonios……Ruega por nosotros.
Modelo de monjes……Ruega por nosotros.
Erradicador de ídolos……Ruega por nosotros.
Honor de los confesores de la fe……Ruega por nosotros.
Consolador de las almas……Ruega por nosotros.
Ayuda en las tribulaciones……Ruega por nosotros.
Santo Padre Benito……Ruega por nosotros.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor!.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, satisfácenos Señor!.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros Señor!

Oración de petición

Te saludamos con filial afecto, Oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo yprotección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos.
Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las acechanzas del demonio, y aliéntanos con tu dulce presencia. Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos (……).

Oh! Padre Eterno, te suplico que destruyas el poder de tus más grandes enemigos: los espíritus malignos. Arrójalos a lo más profundo del infierno y déjalos ahí para siempre. Amén.



jueves, 5 de noviembre de 2009

MEDALLA DE SAN BENITO




San Benito se considera el padre del Monasticismo de Occidente. Su pequeña “Regla” sigue siendo guía práctica y segura en el seguimiento de Cristo, no sólo para monjes y monjas sino para muchas cristianas y cristianos fuera de los monasterios.

Benito nació en Nursia, Italia hacia finales del siglo V. Tuvo una hermana llamada Escolástica que, según la tradición, fue su gemela. Fundó monasterios en Subiaco y sus alrededores y luego en Monte Casino. Enseñó a sus discípulos a cantar las alabanzas a Dios en la Liturgia de las Horas; a tomar como guía el Evangelio, a trabajar cuidando todo lo que hay en la creación como “vasos sagrados del altar”, a vivir en amor y servicio mutuo y a responder a las necesidades del pueblo de Dios a su alrededor.

San Benito conoció bien el poder de la oración. En su propia persona vivió las amenazas del mal y, en una ocasión, por la señal de la cruz, Dios le libró de una copa de vino envenenada.

Su Medalla es una invitación a orar, a vivir y a actuar iluminad@s por la luz de Cristo. En este espíritu nos protege del mal, de la enfermedad y de las adicciones.

El frente de la medalla muestra a San Benito, de pié sosteniendo una cruz en una mano y el libro de su Regla en la otra. A cada lado están las palabras: Crux S. Patris Benedicti (La Cruz del santo padre Benito). Abajo, a sus pies, están las palabras: (Ex S. M. Casino MDCCCLXXX) del Santo Monte Casino, 1880.

En ese año, (en el que la Orden de San Benito conmemoraba 1400 años desde el nacimiento de Benito) la medalla recibió una bendición jubilar especial. Inscrito en el círculo que rodea la imagen de San Benito, están las palabras: (Ejus in obitu nostro presentia muniamur) “Que su presencia (la de la cruz) nos proteja a la hora de la muerte.”

El otro lado de la medalla, se refiere al poder en contra de los malos espíritus. En el centro está la Cruz. San Benito amaba la Cruz, confiado que en ella Jesús venció el poder del mal y todas sus consecuencias. El brazo vertical de la cruz tiene 5 letras C.S.S.M.L., (Crux Sacra Sit Mihi Lux) que quiere decir “Que la Santa Cruz sea para mí una Luz”. El brazo horizontal de la cruz también tiene 5 letras: N.D.S.M.D., (Nunquam Draco Sit Mihi Dux) “que el demonio nunca sea mi guía”. Las cuatro letras grandes de los ángulos de la Cruz: C.S.P.B., (Crux Sancti Patris Benedicti) quieren decir “la Cruz del Santo Padre Benito”. Rodeando la cruz en el margen derecho están las letras: V.R.S.N.S.M.V. (Vade Retro Satanas, Nunquam Suade Mihi Vana) que quieren decir “¡Apártate de mí, Satanás! Nunca me sugieras pensamientos vanos.” Alrededor del margen izquierdo del círculo, están las letras: S.M.Q.L.I.V.B. (Sunt Mala Quae Libas: Ipse Venena Bibas) que significa “Las bebidas que tú ofreces son malas; bebe el veneno tú mismo”. En la parte de arriba del círculo está la palabra (PAX) PAZ.

La cara de la medalla con la imagen de San Benito puede variar, pero las letras en la parte de atrás no cambian. Esta medalla, que es un sacramental, puede ser llevada al cuello, en un monedero, unida al rosario o pegada en la entrada de la casa. La adecuada devoción a la medalla, junto con una vida de escucha a la Palabra de Dios y el esfuerzo por ponerla en práctica, nos acerca a Cristo, fuente de luz y vida, nos protege de todo mal y nos prepara para la vida eterna.

Oración de liberación

Protección, Cierre de mente



Por el poder de nuestro Señor Jesucristo, por el poder de su preciosísima sangre, por el poder del nombre de Jesús, cierro mí mente, mí alma, mí espíritu y mí entorno, mí pasado, mí presente y mí futuro, lo que soy y seré y tendré, todos los seres de la creación a mí familiares más cercanos.
Lo alto, lo bajo, lo ancho y lo angosto, el norte, el sur, oriente, el occidente, todos los seres y animales y elementos de la creación.

Por el poder de la Santísima Trinidad rompo, desato, exorcizo y quebranto todo ataque del enemigo y aura corruptora que quieran tener ventaja sobre mí, me cubro con la sangre, llagas, sagrado corazón de nuestro amado Jesucristo.

Ato mí mente y cierro con toda mí fuerza, mí interior, que solo esta abierta para el amor de Dios, expulso y pongo en fuga, toda perturbación mental, manifestación satánica, brujería, infestación y vejación.

Mando y ordeno por la fuerza del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo a todos los espíritus burlones y demoníacos que busquen atormentarme, envíalos Señor Jesucristo a tres mil millas a la redonda, para que ninguna perturbación este presente en mí ser; Ordeno por el nacimiento humilde en el pesebre de nuestro Dios Jesucristo, por su vida, predicación, pasión, martirio, muerte y resurrección triunfante, que salga de inmediato de este sitio todo espíritu maligno y plagiario. Por la intercesión de la más que bendita y Santa siempre virgen Maria y del poder y el fuego del Espíritu santo dador de vida y de purificación.

Invoco la protección de los Santos del paraíso, entre mí y el enemigo, la serpiente antigua. Me refugio e invoco la Santa presencia de Miguel Arcángel príncipe de los ejércitos celestiales, de Rafael Arcángel, alto comandante de las hueste celestiales, de Gabriel Arcángel el mensajero preferido de Dios y dador de buenas noticias, de Uriel Arcángel, sabio entre los Ángeles y el Ángel del Señor mensajero de la paz, nuestro Ángel custodio protector de nuestra alma y cuerpo, para que por permiso de Dios protejan nuestra vida de todo mal y peligro, daño procedente del maligno, librándonos de peligros y catástrofes.

Me uno con la creación del universo y con el amor divino de Dios, soy el amor de Dios y estoy en los brazos del padre celestial y ningún mal llegara a mí o mí casa, ni a mí familia, nunca tocaran mis posesiones materiales e espirituales.

El poder, el éxito y la prosperidad esta en mí camino y abro mis brazos y extiendo mis manos con fe, para recibir los manjares y bendiciones del reino de los cielos.

Los Ángeles de Dios van delante de mí y de mis pies, para que no tropiecen, por la promesa de nuestro salvador Jesucristo que venció a la muerte en la cruz.

Me protejo, me cierro y me lleno del poder supremo de Dios y del universo, siendo una criatura nueva y renovada por la sangre del cordero, la sangre de Cristo, fuente de vida, corre por mí interior como ríos de agua viva, fuerte y poderosa, indómita, por el poder trasmitido por Dios a sus hijos amados; Deshago, desligo, ahuyento todos mal y espíritu de miseria, pobreza, tristeza y amargura, se libera mí corazón de toda atadura que tenga, de odios, rencores, resentimientos y sufrimientos. Los rallos divinos de Dios, invaden mí interior llenándome de paz y seguridad.

Dios creador de todo el universo, Dios poseedor y creador de la vida, Dios quebrantador de la muerte y del infierno, me entrego a ti en este momento, en cuerpo alma espíritu y mente, renuncio y rechazo a Satanás y todos sus poderes y dominios, pues e sido adquirido por la sangre de cristo y tus promesas son eternas.

Saldré adelante de los sufrimientos y las adversidades, pues tú eres un Dios poderoso que das a tus hijos lo mejor y en abundancia. Que derramas tú amor por la humanidad, tú generosidad no tiene limite y por eso en este momento te alabo y te glorifico y te doy gracias de todo corazón ¡mil veces gracias!, ¡mil veces glorias!, aunque sea pecador tú has tenido misericordia de tu siervo N.N, librándome de todo mal y peligro y fortaleciéndome, llenándome de tú amor, poder, prosperidad y mucha abundancia.

Amen.

Oración complementaria:


Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, por los tres dulces nombres líbranos Señor, de todo mal. (3)


Santísima Trinidad bendita, Dios soberano y eterno,
Líbranos de las prisiones y las penas del infierno,
La cruz y los tres clavos y él Señor que murió en ella,
Hablan y respondan por mí.
Amansa los corazones que vengan sobre de mí,
Yo sin Dios, no quiero nada, yo con Dios lo que se viviere,
Vengase por delante, vengase quien se viniere, por los tres dulces nombre de Jesús, Maria y José.